El argentino cree (creemos) que somos una nación solidaria. Solidaria con nuestros compatriotas, con nuestros países hermanos, con el mundo.
La certeza que donar un alimento no perecedero o ropa que ya no usamos nos convierte en 'solidarios' alimenta ese sentimiento de 'preocupación' por el otro, y alimenta también nuestro amor propio y delirio de grandeza. "Qué buenos que somos".
El argentino solidario es aquel que en lo que está a su alcance, se dispone con firmeza a respetar los derechos de otros, pero no como una obligación legal, sino como una obligación moral.
El argentino solidario es aquel que teniendo todo, ve la desgracia de los demás y no solo piensa en caridad, sino que le hierve la sangre, por ejemplo, al pensar que los niños que sufren necesidades son los hijos de un hermano, que son nuestros propios hijos porque no son otra cosa que hijos de la Patria.
El argentino solidario es aquel que está dispuesto a sacrificar su estabilidad, aunque sea un poco, para igualar las oportunidades de quien no ha nacido con su gracia, preocupándose porque pueda gozar de los derechos de los que él goza y no sólo recordando que debe cumplir con las obligaciones con las que él cumple.
El argentino solidario es aquel que mira las cosas que suceden en la realidad del país que no vive, y no solo se horroriza y piensa "que bááárbaro, alguien tendría que hacer algo" sino que sale de su casa pensando en qué puede hacer para cambiarlo.
Dejemos de ser tan caritativos; seamos solidarios, que no solo nos convierte en seres más humanos y menos hipócritas, sino que además hace grande a la Nación.
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